Muchas escuelas de teología cristiana sostienen que ya Dios no se manifiesta a los hombres por medio de los sueños. Muchas afirman que Dios solamente le hablaba a los profetas. Por tanto, como ya el don de la profecía que establece doctrina y nuevas revelaciones cesó, muchas denominaciones cristianas no creen que hoy día Dios le hable a su pueblo por medio de estas manifestaciones.
Aunque hay validez en estos argumentos, no se debe pasar por alto que la profecía bíblica sobre el derramamiento del Espíritu Santo dice:
Y sucederá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne; y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. (Joel 2:28)
Es bíblico el argumento de que Dios habla por medio de sueños. El libro de Job dice:
Sin embargo, en una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende. Por sueño, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho,
entonces revela al oído de los hombres, y les señala su consejo para quitar al hombre de su obra, y apartar del varón la soberbia. Detendrá su alma del sepulcro, y su vida de que perezca a espada. (Job 33:14-18)
Como bien explica este texto, Dios le habla al hombre en general. Dios le habla a aquellos a quien El desea hablar; no es requisito tener un ministerio profético para poder ser recipiente de un mensaje de Dios. Ahora, es importante señalar varios puntos dejándonos llevar por el pasado pasaje escritural.
Primeramente: la revelación (sueño) de Dios viene para traer consejo y para acercar el hombre a Dios. El sueño del Señor jamás traerá una revelación que vaya en contra de los principios, valores y doctrina encontrada en las Sagradas Escrituras.
Segundo: el propósito de Dios al hablarle al hombre es señalarle el camino hacia El y hacia Su voluntad. Nuevamente es imperante recalcar que el sueño de Dios, bajo ninguna circunstancia, aconsejará algo que vaya contra la revelación mayor de la Biblia.
Tercero: el sueño de Dios tendrá como resultado que la vida del que sueña se pondrá a tono con Dios y, por tanto, habrá resultados de vida eterna ("detendrá su alma del sepulcro"). El propósito principal de Dios para hablarle a los hombres es que estos sean salvos y hagan su voluntad.
Hace un tiempo un amigo tuvo un sueño. En ese sueño él se veía siendo seducido por una mujer diferente a la que Dios le dio. En el sueño, según él cuenta, él estaba muy asustado tratando de salir de aquel lugar en el que se encontraba. La mujer no lo dejaba salir y lo tocó de manera seductora. Cuando él miró el lugar donde la mujer le tocó, estaba lleno de gusanos.
Esta persona no es un cristiano nacido de nuevo. No obstante, al contarme el sueño entendió que había una advertencia en él: Dios le estaba advirtiendo de no serle desleal a la mujer de su juventud. Según él, el sueño fue de horror, de espanto.
Definitivamente recordé aquellas palabras bíblicas que dicen que por medio de los sueños Dios detiene que el alma del hombre termine en el sepulcro (símbolo de la muerte eterna, el infierno). Por medio de sueños Dios le advierte al hombre sobre su mal proceder y/o sus debilidades y las consecuencias que podría enfrentar.
Un ejemplo de esto lo podemos ver en el Evangelio de Mateo. Recordemos aquel relato bíblico en el cual la esposa de Pilato fue atormentada en sueños a causa del mal proceder contra Jesús:
"Y estando él [Pilato] sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él." (Mateo 27:19)
¿Dios habla a través de sueños hoy día? Definitivamente sí, y es bíblico. No obstante, no podemos decir que todo lo que soñamos viene de Dios. Hay sueños que vienen de nuestros temores, de nuestras inseguiridades, de nuestra mente cansada. Entonces, ¿Cómo saber si un sueño es de Dios?
Primeramente, el sueño de Dios, como mencionamos anteriormente, no irá en contra de ninguna verdad ni principio bíblico. Por ejemplo, si en el sueño de mi amigo, él se hubiera visto con una mujer extraña feliz y sin enfrentar consecuencias, ese sueño no hubiera venido de Dios. Pero ese sueño se basa en un principio bíblico de no adulterar y de respetar a la mujer que Dios le dio. Por tanto, este sueño fue de Dios, una advertencia contra el adulterio.
Segundo, el sueño de Dios tiene resultados. El sueño de Dios produce cambios para bien. Por ejemplo, José había determinado abandonar a María cuando esta concibió del Espíritu Santo, entonces un ángel del Señor se le apareció a José en sueños y le dijo que lo que le sucedió a María fue por obra del Espíritu Santo. Entonces José cambió de parecer e hizo la voluntad de Dios. Los sueños de Dios, por tanto, nos llevan a la acción, nos llevan a hacer la voluntad de Dios y a abandonar nuestras ideas y comportamientos carnales.
Tercero, al igual que con la palabra profética, los sueños de Dios se cumplen. Si Dios muestra que algo sucederá, sucederá. Si lo visto no se cumple, ese sueño no provino de Dios.
Por último, debo culminar este estudio con un llamado a la prudencia. Hoy día abundan los "apóstoles" y los "profetas". He visto reuniones en las que se cuentan sueños y se lanzan profecías como si estas fueran horóscopos. Hay una super proliferación de "palabra profética" y "sueños proféticos". Este asunto no se debe tomar a la ligera. Cuando Dios habla lo hace con fines específicos que traigan frutos de salvación y vida eterna; frutos que glorifican Su nombre, no el nombre de un profeta ni de un apóstol ni de ningún hombre.
La palabra de Dios dice:
He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová.
(Jeremías 23:31-33)
*Siempre que sueñe, ore y someta lo que ha soñado al examen a través de la Palabra.