Un profeta es aquella persona que recibe mensajes directos de Dios. En hebreo "nabi" significa "vocero" o "portavoz" de Dios; es aquel que declara un mensaje recibido por mandamiento del Señor. En la Biblia, la primera persona en ser llamado "profeta" por Dios mismo es Abraham cuando le habló a Abimelec:
Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases. Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos. Génesis 20:6-7
Entonces, reflexionar en la vida de Abraham nos dará una visión clara de lo que es un profeta. Primeramente, Abraham tenía una relación íntima con Dios. Segundo, Abraham recibía mensajes directos de Dios. Tercero, Abraham obedecía cada mensaje, cada orden, cada mandato de Dios. Cuarto, Abraham nunca hizo de sus deseos los deseos y mandatos de Dios.
Por ejemplo, aunque Abraham seguramente quería un hijo, no fue hasta que Dios se lo prometió que él comenzó a esperarlo y a creer por fe que lo tendría. Abraham no hizo una declaración profética sobre un hijo sin saber cuál era el deseo de Dios al respecto. Al contrario, fue Dios quien le prometió y solo entonces, comenzó a esperar en fe al hijo de la promesa. Esto nos lleva a lo que dice Deuteronomio 18 donde Dios da varias señales sobre lo que es un profeta de El y uno falso.
El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
El profeta de Dios habla solo cuando Dios ha hablado primero. Hoy día proliferan las enseñanzas sobre "profetizar el futuro". Esto, simplemente no es verdadera profecía pues la Palabra de Dios establece que la profecía debe ser un mensaje RECIBIDO por voluntad de Dios y no humana. 2 Pedro 1:21 dice:
...porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
Escucho a menudo a predicadores/profetas diciendo: "Profetizo sobre tu vida prosperidad, profetizo sobre tu vida salud, profetizo sobre tu vida abundancia". Esto es totalmente contrario a lo que Dios establece en su palabra; la profecía no es un deseo humano que por ser declarado Dios se ve obligado a cumplir. Un profeta verdadero habla solamente bajo la inspiración directa del Espíritu Santo y tal cual dice Deuteronomio 18:20, si un profeta habla/profetiza sin Dios haber hablado primero, incurre en pecado.
El asunto de las profecías es muy serio. Hablar/profetizar en nombre del Señor cuando este no ha hablado es sumamente peligroso, no solo para el profeta sino para el que recibe la "profecía". Un profeta verdadero no habla desde sus emociones sino por el Espíritu Santo. El que no espere a recibir un mensaje para hablar de parte de Dios no obra conforme a la Escritura.
Por último, un profeta también es aquel que conoce y se encarga llamar a las personas a volver a las Escrituras Sagradas. Por tanto, un profeta verdadero nunca traerá revelación nueva que añada o quite del mensaje de la Biblia pues la Palabra dice:
Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. (Gálatas 1:8)
Y:
Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. (Apocalipsis 22:18)
Siendo la Biblia la Palabra de Dios inspirada por medio del Espíritu Santo, un profeta genuino se sujetará a ella sin añadir ni quitar, ni tergiversar lo que encontramos en ella. Por tanto, resumiendo, un profeta es aquel que habla en nombre de Dios por haber recibido de El un mensaje (ya sea directamente, por sueño o visión). El profeta es aquel que no habla por su propia voluntad lo que desea, sino que habla por voluntad de Dios únicamente aquello que Dios le ha dicho que hable.
*Debemos orar y pedirle al Señor que nos dé sabiduría para discernir qué profeta habla en su nombre y cual habla presuntuosamente.